Tarjeta 8 de marzo


Recración del homenaje a la mujer albojense

Un virus maligno recorre nuestra sociedad y parece que, en vez de tender a extinguirse, se contagia con suma facilidad. No, no es el coronavirus. Es una mutación del tradicional macho ibérico que parece que se ha convertido en pandemia. Basta con ver los noticiarios para darse cuenta de ello: “Un hombre de 69 años asesina a su exmujer en Córdoba”, “Un asesinato machista en Aznalcóllar (Sevilla) y otro en Fuenlabrada (Madrid) en menos de 24 horas” (titulares de El País), “Un juzgado otorga la tutela provisional de los dos huérfanos de la mujer asesinada en enero en Toledo a la hermana del asesino” (titular del El Diario)… Nuestras mujeres, sin llegar al extremo guatemalteco, son asesinadas por sus parejas o exparejas, golpeadas y vejadas, discriminadas en lo laboral así sean más capaces e inteligentes, violadas en grupo, abusadas sexualmente por compañeros, por conocidos o por desconocidos, ninguneadas a veces por la misma policía y rebajadas por la misma (in)Justicia (que si llevaba minifalda, que si iba de noche, que si iba sola, que si iba bebida, que si se dejó y mil otras excusas ideológicas retrógradas). En pleno siglo XXI parece inaudito que haya que reclamar la libertad y la igualdad para la mujer. Libertad para ir como quiera y donde quiera, para estar o no estar con quien quiera o no quiera, para hacer lo que le plazca y cuando le plazca, para no estar en boca de la gente por relacionarse con quien quiera o como quiera… Igualdad porque sólo hay una especie, no dos: la especie humana, que como en casi todas las especies zoológicas se reparte en dos sexos. Igualdad en todos los aspectos de la vida: en el trabajo, en la escuela, en la pareja, en el hogar y en cualquier baldosa de este suelo que llamamos mundo. Igualdad para desterrar ese lenguaje imbuido de machismo. No nos referimos a la estúpida costumbre del “-o/-a” que corrompe la economía del lenguaje, sino a sutilezas como “amigo con derechos”, como ejemplo. Porque nadie tiene derechos sobre nadie, ni sobre la mujer ni sobre los propios hijos. La mujer no es una propiedad como no es un “género”. Preocupa de hecho la suavización del mismo término “violencia de género”, en flagrante eufemismo para atenuar lo que realmente es: violencia de macho y violencia de sexo. El virus humano que corroe la sociedad.

Reverso de tarjeta con poema

ClanDestinos y Tren de Otoño han querido sumarse este año a la celebración reivindicativa del 8 de marzo (cuyo lema tal vez en estos tiempos debería ser más que nunca “por los derechos, contra las derechas”) poniendo en circulación una tarjeta conmemorativa y un poema en la localidad almeriense de Albox. La tarjeta recrea libremente la estatua homenaje (2003) de la escultora local Isabel María García Oller a la mujer albojense, y colocada a la entrada (o salida, según se mire) del puente central sobre la rambla. Para la distribución se ha contado con la participación del Centro de la Mujer del Ayuntamiento de Albox. 500 tarjetas han sido distribuidas en los dos institutos (Martín García Ramos y Cardenal Cisneros), el Ayuntamiento de Albox y distintos establecimientos del centro del pueblo. Agradecer en este sentido la colaboración de Laberinto, La Pequeñica, Alcaina y Euronics. Lamentablemente Pastelería y Obrador Juan Manuel no ha querido colaborar con el proyecto.

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